La obesidad infantil en países de ingresos bajos ha alcanzado niveles epidémicos, y en aquellos de ingresos altos, una prevalencia elevada. En 2019, la World Obesity Federation estimó que 206 millones de niños y adolescentes entre 5 y 19 años vivirán con obesidad en el año 2025. Para el año 2030 se estimaron 254 millones, lo que representa una amenaza directa a la salud de niños y jóvenes. En un informe de 2023, UNICEF estimó que el 31.7% de los niños y jóvenes costarricenses entre 5 y 19 años de edad padecen sobrepeso u obesidad. Esta es la cifra más alta para América Central.

Un marco bio-socioecológico (integración de aspectos biológicos, psicológicos, sociales y ecológicos) nos alerta sobre la combinación de múltiples factores que causan este grave problema, como factores genéticos, dietas altas en calorías, dinámica familiar y conductas sedentarias.

Los dispositivos electrónicos y las pantallas exponen a los niños y jóvenes a un bombardeo de publicidad de restaurantes de comida rápida y alimentos de alto contenido energético (muchas calorías y poco valor nutricional), lo que provoca una mayor ingesta de calorías sin que se den cuenta. Costa Rica todavía no tiene una ley aprobada que exija el etiquetado frontal y tampoco se limita el uso de personajes infantiles para promover este tipo de alimentos.

Las pantallas tienen otra consecuencia en la salud infantil. Producto de la “luz azul” que emiten estos dispositivos se da una interferencia con el ciclo circadiano del cuerpo, retrasando la liberación de melatonina, hormona encargada de inducir el sueño, generando cambios importantes a la hora de dormir en los niños que pasan mucho tiempo frente a pantallas.

La alta ingesta de calorías y la baja actividad física en los niños podría traer a futuro graves problemas de salud, como diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y problemas psicológicos.

Abordaje integral. El diagnóstico y tratamiento de la obesidad infantil requieren un enfoque interdisciplinario que incluya el cálculo de curvas de peso y estatura según la edad del niño, la historia médica y familiar, y la revisión de la actividad física y los hábitos alimentarios. Un enfoque multidimensional que cuente con la participación -entre otros- de médicos, nutricionistas, educadores y psicólogos, junto con el apoyo vital de la familia y el gobierno, es la esperanza para revertir los daños de esta epidemia.

Es importante que las personas al cuidado de niños y jóvenes modelen y fomenten una alimentación saludable, que incorpore más frutas y verduras, menos bebidas azucaradas y más agua. La supervisión de la familia hacia los niños también es vital para generar espacios donde se pueda compartir comidas equilibradas y tiempos de recreación que incluyan actividad física. Estas son solo algunas acciones que pueden tener un impacto positivo a corto y largo plazo para evitar la obesidad infantil, mejorando la salud mental y física de nuestros niños.

El proyecto CIELO, cofinanciado por el programa de la Comisión Europea Erasmus+, busca incrementar las competencias de los docentes y estudiantes de Instituciones de Educación Superior de Chile, Costa Rica y México en el campo de la promoción de la salud con fines de prevenir la obesidad infantil y fomentar la salud mental. Este proyecto está en proceso de crear un currículo que permite a profesionales de salud actualizar sus conocimientos para el mejor tratamiento de la obesidad infantil y la promoción de la salud mental.

Referencias:
https://www.worldobesity.org/membersarea/global-atlas-on-childhood-obesity
https://www.unicef.org/costarica/informes/situacion-del-sobrepeso-y-la-obesidad-en-Costa-Rica
https://cielo-erasmus.net/