Profesor Deibem Gómez A, psicólogo. 
ORCID:0000-0003-0875-2146

La salud mental infantil constituye un pilar fundamental para el desarrollo integral de niños y niñas. En una época donde las exigencias académicas, sociales y tecnológicas son cada vez mayores, el interés por el bien superior del niño se ha convertido en una prioridad tanto para instituciones públicas y privadas, así como familias y educadores.

Comprendiendo la salud mental infantil
El desarrollo emocional saludable durante la infancia sienta las bases para una vida adulta equilibrada. Los niños con buena salud mental pueden expresar y gestionar sus emociones, formar relaciones positivas, aprender efectivamente y desarrollar resiliencia ante los desafíos. Sin embargo, según estudios recientes, aproximadamente uno de cada cinco niños experimenta algún tipo de dificultad relacionada con la salud mental, desde ansiedad y tristeza hasta problemas de conducta o dificultades de atención (OMS, 2021).

Señales de alerta
Conviene prestar especial atención a estas señales:

1. Cambios significativos en el comportamiento o personalidad.
2. Dificultad para dormir o pesadillas frecuentes.
3. Pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban.
4. Retraimiento social o aislamiento.
5. Rendimiento académico bajo.
6. Quejas frecuentes de malestares físicos (dolores de cabeza, estómago).
7. Comportamientos regresivos (orinarse en la cama, hablar como bebé, chuparse el dedo).
8. Preocupaciones o miedos excesivos.
9. Irritabilidad o rabietas frecuentes.

Consejos prácticos para Padres

1. Comunicación abierta
Los niños necesitan expresar libremente lo que sienten, pero no lo harán si no les creamos espacios de comunicación regulares. Utilice preguntas abiertas como “¿Cómo te sentiste hoy en la escuela?” en lugar de preguntas que se responden con sí o no. Valide sus emociones sin minimizarlas, aunque parezcan desproporcionadas (Faber & Mazlish, 2012).

2. Rutinas estables
La incertidumbre es el enemigo de la seguridad emocional. Para un niño es muy importante conocer y seguir sus horarios de forma consistente, ya sea para comidas, tareas o dormir. Las rutinas claras antes de dormir (baño, lectura, orar, descanso) ayudan particularmente a reducir la ansiedad.

3. Tiempo de calidad
Dedique al menos 15 minutos diarios de atención exclusiva a cada hijo, siguiendo sus intereses sin distracciones tecnológicas. Este “tiempo especial” fortalece el vínculo afectivo y mejora la autoestima infantil (Pereira Retana, 2012).

4. Límites claros y consistentes
Los límites son necesarios para un desarrollo emocional sano. El niño debe tener claras las reglas y las consecuencias por no cumplirlas. Todos los adultos relacionados con el niño (padres, abuelos, cuidadores) deben ser consistentes para brindar estabilidad emocional y seguridad.

5. Modelado emocional
Los niños son como esponjas que absorben todo cuanto ven. Como adultos debemos mostrar formas saludables de manejar el estrés y expresar emociones difíciles. Comparta apropiadamente sus propios sentimientos y estrategias para afrontarlos.

Recomendaciones para educadores

1. Ambiente seguro y acogedor
Diseñe espacios físicos ordenados pero estimulantes. Incorpore zonas de calma donde los niños puedan retirarse cuando se sientan abrumados, con elementos sensoriales relajantes como almohadones suaves o cobijas relajantes.

2. Educación socioemocional integrada
Dedique tiempo diario al desarrollo de habilidades socioemocionales. Utilice cuentos, juegos de rol y actividades grupales para enseñar identificación emocional, empatía y resolución pacífica de conflictos (Naranjo Pereira, 2014).

3. Flexibilidad pedagógica
Es importante identificar las diferentes preferencias de aprendizaje y necesidades educativas individuales. Todos los niños son diferentes, por lo que debemos prestar atención a la forma en que avanzan en su proceso de aprendizaje para poder realizar los cambios metodológicos necesarios, fomentando la participación y expresión y reduciendo la frustración.

4.Comunicación efectiva con las familias
Mantenga una comunicación de doble vía con los padres. Informe sobre los avances y logros de sus hijos, pero también comente cuando algo le preocupa. Desarrolle estrategias que se apliquen tanto en casa como en la escuela para mantener coherencia en el abordaje.

5. Reconocimiento positivo
Identifique y refuerce los esfuerzos y fortalezas de cada estudiante, no solo los resultados académicos. El reconocimiento específico (“Me gustó cómo ayudaste a tu compañero”) es más efectivo que elogios genéricos (Dweck, 2016).

Estrategias complementarias

1. Movimiento y naturaleza
El ejercicio físico regular y el contacto con entornos naturales reducen significativamente los síntomas de ansiedad y mejoran la capacidad de atención. Los dispositivos electrónicos son fascinantes para la mayoría de los niños, pero es importante que programe diariamente actividades al aire libre sin ellos.

2. Alimentación equilibrada
La relación entre nutrición y salud mental es cada vez más evidente. Reduzca alimentos ultra procesados y azúcares, favoreciendo dietas ricas en ácidos grasos omega-3, frutas, verduras y proteínas de calidad (Rucklidge & Kaplan, 2016).

3. Gestión de pantallas
Establezca límites claros para el uso de dispositivos electrónicos. Evite pantallas al menos una hora antes de dormir y durante las comidas familiares. Supervise activamente los contenidos digitales que consumen los niños (AAP, 2016).

4. Mindfulness y técnicas de relajación
Es beneficioso que los niños aprendan técnicas de respiración y relajación desde temprana edad. Enseñe ejercicios sencillos acordes a su edad. Incluso cinco minutos diarios pueden mejorar significativamente la regulación emocional infantil.

¿Cuándo buscar ayuda profesional?

Si observa que los problemas emocionales o conductuales persisten más de dos semanas, interfieren con la vida cotidiana del niño o generan sufrimiento significativo, es momento de consultar con un profesional especializado. El apoyo temprano puede prevenir dificultades mayores en el futuro (Programa Estado de la Nación, 2019).

Referencias bibliográficas

  • American Academy of Child and Adolescent Psychiatry [AACAP]. (2021). Cuando buscar ayuda para su hijo. Facts for Families.
  • American Academy of Pediatrics [AAP]. (2016). Media and young minds. Pediatrics, 138(5), e20162591.
  • Campos Moreira, L., Gómez-Campos, R., Méndez-Cornejo, J., & Cossio-Bolaños, M. (2017). Efecto de la actividad física en el desarrollo motor de niños de la región central de Costa Rica. Revista MHSalud, 14(1), 1-14.
  • Dweck, C. S. (2016). Mindset: The new psychology of success (Updated ed.). Random House.
  • Faber, A., & Mazlish, E. (2012). How to talk so kids will listen & listen so kids will talk. Scribner.
  • Naranjo Pereira, M. L. (2014). Enfoques conductistas, cognitivos y racional-emotivos en la terapia infantil. Revista Costarricense de Psicología, 33(1), 17-35.
  • Organización Mundial de la Salud [OMS]. (2021). Salud mental del adolescente. Centro de prensa OMS.
  • Pereira Retana, Z. (2012). Los diseños de método mixto en la investigación en educación: Una experiencia concreta. Revista Electrónica Educare, 16(1), 15-29.
  • Programa Estado de la Nación. (2019). Séptimo Informe Estado de la Educación. San José, Costa Rica: PEN.
  • Rucklidge, J. J., & Kaplan, B. J. (2016). The better brain book. Penguin.